"Del mito al logos" (Vom Mythos zum Logos) es el título de una obra del filólogo alemán Wilhelm Nestle, escrita en el año 1940. Con esta expresión el autor quería significar la transición entre el pensamiento mágico y el racional. Sin embargo, en pleno siglo XXI, los terrenos del mito siguen siendo demasiado amplios, a costa del logos. Aun entendiendo que la frontera que las delimita no es una gruesa línea recta, sino un trazado sinuoso y sorprendente, conviene no confundir estas dos naciones. Es lo que trataremos de hacer aquí. Bienvenidos.

lunes, 19 de octubre de 2009

De sonrisas y lágrimas: la predictibilidad fotográfica de los futuros divorcios



No sé si este artículo científico que he encontrado en la web Tendencias21, y que se titula 'La intensidad de la sonrisa en las fotografías predice el divorcio años después' (original en inglés en este enlace) puede considerarse un hito en los estudios de psicología evolutiva, una investigación digna de los premios IgNobel para el año 2010, una memez irrelevante o una propuesta pseudocientífica revestida de buena ciencia por el simple uso de herramientas estadísticas.

En resumen, el psicólogo Matt Hertenstein y su equipo, de la DePauw University de Chicago han llegado a la conclusión, mediante un estudio de correlación estadística, de que la intensidad de las sonrisas de una persona en sus fotos permite vaticinar, con un alto grado de exactitud, si esta persona va a divorciarse o, por el contrario, mantendrá un vínculo sentimental estable a lo largo de su vida.

Para ello, han cuantificado la intensidad de dos muecas asociadas a la expresión habitual sonriente (movimiento hacia arriba de las mejillas y de las comisuras de los labios) en una muestra de voluntarios, han elaborado un cuestionario con preguntas a estas personas sobre su vida sentimental y han acoplado ambos grupos de datos mediante tratamientos estadísticos convencionales. La conclusión ha sido la antes citada, esto es: a mayor intensidad de las muecas de sonrisa en las fotos, mayor probabilidad de relación sentimental estable.

Los investigadores han formulado hasta tres hipótesis para explicar esta asombrosa correlación: las actitudes sonrientes reflejan una muy buena disposición para las relaciones sociales, existe una predisposición genética que, en interacción con el ambiente, explicaría estos resultados y, por último, las expresiones emocionales tienen el valor de un signo en un contexto de ecología conductual.

Se me ocurren algunas dudas metodológicas con relación a este estudio: ¿son fiables las expresiones de las fotos como fiel reflejo de la estructura emocional subyacente de una persona? A fin de cuentas, todos hemos dicho más de una vez 'patata' para forzar una sonrisa agradable en una foto de posado, sin que de ahí cupiera concluir nada sobre nuestro verdadero estado de ánimo. Otra pregunta: el estudio está hecho con casi un noventa y ocho por ciento de personas de 'raza 'caucásica. ¿Sería posible que otras 'razas' (negros, indios, chicanos, orientales) tuviesen una predisposición genética -o cultural- distinta a la hora de expresar sus estados de ánimo? Ítem más: ¿no habrá confundido este estudio correlación con causalidad? Es sabido que dos parámetros que guardan entre sí una correlación estadística no tienen por qué mantener una relación causal (por ejemplo, el que las aves migratorias emprendan el vuelo hacia el sur cuando las hojas de los árboles empiezan a caer no significa que la caída de la hoja provoque el vuelo del ave). Por último, ¿se van a diseñar nuevos 'experimentos' para contrastar las hipótesis formuladas en el artículo?

No me extiendo más. Ignoro si este estudio puede considerarse como buena o mala ciencia, pero tengo la impresión de que sus conclusiones resultan desproporcionadas en relación con la solidez de sus presupuestos metodológicos y de sus útiles empíricos. Al mismo tiempo, las supuestas hipótesis explicativas no parecen tener un enganche convincente en las correlaciones estadísticas presentadas. Son más bien deudoras de las propias premisas heurísticas del estudio (la relación -que se supone a priori- entre el nivel cuantificable de sonrisa y el futuro sentimental de la persona, confirmable estadísticamente, requiere una explicación a posteriori). Además, introduce un factor de cuantificación cuanto menos discutible (¿de verdad puede asignarse un número a la intensidad gestual de una sonrisa?) que pretende avalar -vía matemática- la cientificidad de la investigación.

En todo caso, puede que no suponga más que una entronización algo pomposa de un pedestre sentido común que permite vincular la alegría o seriedad de un rostro con sus perspectivas emocionales de futuro. Pero esto es algo que hacen de continuo los videntes, tarotistas y echadores de carta de toda laya y condición.

3 comentarios:

  1. Desconozco de qué nivel es esta universidad de Chicago. No está en la Ivy League, pero teniendo en cuenta que George W. Bush se graduó en Harvard, tampoco la famosa hiedra es el ungüento amarillo. El estudio parece digno de los Ignoble Awards; la psicología evolutiva corre el riesgo de convertirse en la envoltura de cualquier desvarío académico.

    Conozco yo una fotografía de boda que habría desafiado a tan doctísimo equipo investigador ("Matxismoaren aurka ekin zuzena", ¿recuerdas?).

    Tampoco me propongo cuestionar el modelo de investigación de las universidades de EE.UU. Vivo en un país donde una universidad católica (sic) acaba de dar una cátedra a Aznar... de ética política.

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  2. Joder. Esta noticia es digna de Europa Pérez. A mí me parece una absoluta "memez irrelevante". Hay personas que son más sonrientes que otras por lo que sea, porque son así de simpáticas y punto. En las fotos de las bodas la gente suele salir sonriente por convencionalismo, porque ya tiene cogido el pedo o porque realmente está contenta. Yo, por ejemplo, no suelo sonreír en las fotos y en la de la boda tampoco lo hago, y de momento no parece que me vaya a divorciar. Cuántas veces no se habrán publicado las fotos de las bodas en noticias sobre violencia de género en las que se ve a los dos muy felices y sonrientes.

    Lo peor de todo es que se presente como científico este engendro. Con estas premisas se puede concluir que las personas que dicen "patata" son más proclives a viajar en grupo con amigos, por ejemplo. Me recuerda el estudio de los ratones y el analfabetismo que "publicamos" hace poco. Basta con juntar elementos que coinciden estadísticamente e inventar una relación causa-efecto en muchos casos ridícula. "Un estudio demuestra que hablar japonés aumenta la vida", por ejemplo.

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  3. Dentro de poco, creo, publicaré otra entrada con un estudio similar. Estas investigaciones de los departamentos de psicología o de neurociencias de las universidades son algo...digamos que peculiares. Tengo la impresión de que tienden a presentar conclusiones desproporcionadas en relación con los métodos empleados. Ya lo verás en el próximo post, Edu.

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