"Del mito al logos" (Vom Mythos zum Logos) es el título de una obra del filólogo alemán Wilhelm Nestle, escrita en el año 1940. Con esta expresión el autor quería significar la transición entre el pensamiento mágico y el racional. Sin embargo, en pleno siglo XXI, los terrenos del mito siguen siendo demasiado amplios, a costa del logos. Aun entendiendo que la frontera que las delimita no es una gruesa línea recta, sino un trazado sinuoso y sorprendente, conviene no confundir estas dos naciones. Es lo que trataremos de hacer aquí. Bienvenidos.

domingo, 24 de enero de 2010

Adversus homeopaticos (II)

En la página web de la asociación Círculo Escéptico hay una carta dirigida a la Organización Médica Colegial (OMC) de España. Se trata de una protesta por el reconocimiento por la OMC de la homeopatía como "acto médico". La carta está abierta a la firma de quien quiera, y personalmente animo a los lectores de este blog a que hagan suyos los contenidos de esta protesta.

Os transcribo el texto íntegro de la carta. Para firmarla y enviarla, pinchad en este vínculo.

A la Organización Médica Colegial

Carta enviada a la Organización Médica Colegial por el acuerdo adoptado en su Asamblea General de reconocer a la homeopatía como acto médico.
El pasado 17 de diciembre, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos elaboró un comunicado mediante el cual informaba del acuerdo adoptado por la Asamblea General de la Organización Médica Colegial, en el sentido de reconocer el ejercicio de la homeopatía como acto médico, así como de una serie de consideraciones en las que se basaba la adopción de dicho acuerdo.

En su comunicado, la OMC hace mención a la creciente popularidad de la homeopatía y su carácter médico por precisar de un diagnóstico previo, una indicación terapéutica y una indicación de la misma, concluyendo que con arreglo a la legislación vigente deben ser realizados por un médico. Indica igualmente que el médico homeópata "está formado en Medicina Tradicional (sic) y Homeopatía", por lo que solo su diagnóstico "va a proporcionar al ciudadano la garantía necesaria de un correcto enfoque terapéutico".

Consideramos que la OMC se equivoca en sus argumentos. Un santero, un curandero o un "cirujano psíquico" también realizan diagnósticos e indicaciones terapéuticas y proceden a su aplicación, y no creemos que por ello la OMC vaya a considerar sus actividades como "actos médicos". Del mismo modo, un médico devoto de cualquier religión probablemente tenga en cuenta sus creencias a la hora de emitir un diagnóstico o poner en práctica una terapia, pero tampoco parece aceptable que la OMC incluya como "actos médicos" la realización de determinados ritos religiosos.

Lo que caracteriza realmente a una actividad como acto médico no es la personalidad, las creencias o la formación de quien la lleve a cabo, sino el hecho de que esté basada en la correcta aplicación de los principios, conocimientos y metodología de la medicina científica y basada en la evidencia. Y la homeopatía no cumple con estos requisitos. Aunque la OMC, citando al Instituto de Salud Carlos III, haga constar en su comunicado que persisten "grandes incertidumbres" respecto a la homeopatía, lo cierto es que la valoración que debe merecer esta pseudoterapia es mucho más negativa. En sus dos siglos de existencia, no ha podido acreditarse que su efectividad sea superior a la de cualquier otro placebo, y sus principios carecen de base real alguna o directamente contradicen conocimientos bien establecidos por disciplinas científicas como la física, la química, la biología o la propia medicina. Hoy por hoy resulta insostenible pretender equiparar en modo alguno a la homeopatía con la medicina científica, como muestra lo que está ocurriendo en diversos países de nuestro entorno. Así, por ejemplo, tras varios años de esfuerzos y cuantiosas inversiones, el National Center for Complementary and Alternative Medicine de EEUU reconoce que los estudios clínicos no proporcionan evidencias claras en favor de la homeopatía. Más significativo aún es lo que ha ocurrido en Gran Bretaña, donde la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes ha iniciado un proceso de evaluación de las evidencias científicas en favor de la homeopatía: abierto el correspondiente período de consultas públicas, la totalidad de las asociaciones científicas, médicas y farmacéuticas británicas han manifestado que no existe ninguna evidencia sólida que apoye la efectividad de esta terapia. Incluso el representante de la compañía Boots, la principal cadena de farmacias y parafarmacias de Gran Bretaña y el mayor vendedor de productos homeopáticos del país, ha reconocido ante el parlamento que no hay evidencias que avalen la eficacia de los mismos.

En este sentido, estamos plenamente de acuerdo con la declaración de la OMC en el sentido de que la homeopatía "deberá demostrar, científicamente, su efectividad y eficiencia a través de la realización de los estudios pertinentes, elaborados con el suficiente rigor y la adecuada metodología". Sin embargo, la declaración de la homeopatía como acto médico contradice estas buenas intenciones al realizarse antes de que se produzca dicha acreditación de efectividad. Con su comunicado, la OMC parece dar respaldo pleno a la homeopatía, máxime teniendo en cuenta que así es como lo han entendido y divulgado los medios de comunicación, que por regla general no han mencionado siquiera esta cautela.

Por último, el comunicado hace constar que la homeopatía debe estar sometida a los mismos criterios éticos que cualquier otra actividad médica. En este sentido nos permitimos recordar que la homeopatía se basa en principios abiertamente pseudocientíficos, tales como su concepción de la enfermedad como un "desequilibrio" de una imaginaria "fuerza vital", una "ley de los similares" basada en semejanzas superficiales y a menudo hasta ridículas, y un principio de supuesta potenciación mediante la dilución y "sucusión" que contradice abiertamente postulados básicos de la química, la física o la biología. Con arreglo a los resultados de los ensayos clínicos más rigurosos, la efectividad de la homeopatía es similar a la de cualquier otro placebo, y por otra parte los supuestos "medicamentos" homeopáticos suelen contener cantidades infinitesimales de principios activos o, con mayor frecuencia, ni una sola molécula de los mismos. Por todo ello entendemos que en todo caso sería de aplicación lo establecido en el apartado 1 del artículo 22 del Código Deontológico, que establece que

"No son éticas las prácticas inspiradas en el charlatanismo, las carentes de base científica y las que prometen a los enfermos curaciones; los procedimientos ilusorios o insuficientemente probados que se proponen como eficaces; la simulación de tratamientos médicos o intervenciones quirúrgicas; y el uso de productos de composición no conocida..."

Por otra parte, recordemos que el artículo 18 del Código establece que el médico "se compromete a emplear los recursos de la ciencia médica de manera adecuada a su paciente, según el arte médico, los conocimientos científicos vigentes y las posibilidades a su alcance", y el 21.1 insiste en que el ejercicio de la medicina está basado en el conocimiento científico, por lo que malamente se puede justificar como acto médico el ejercicio de una supuesta terapia que carece de fundamentos científicos reales, y cuya efectividad, conforme a los conocimientos científicos vigentes, es sencillamente nula.

Por todo ello, consideramos que la OMC debe hacer una declaración pública una declaración clara e inequívoca que muestre su postura, adhiriéndose a los postulados de la medicina científica y basada en la evidencia, y distanciándose de prácticas que en modo alguno se diferencian del simple curanderismo y la charlatanería. El derecho de los ciudadanos a una atención médica correcta y basada en criterios científicos implica la necesidad de que conozcan qué prácticas tienen respaldo científico suficiente y cuáles carecen del mismo, y la función de la OMC debe ser proporcionar esta información, en lugar de dar su respaldo, explícito o implícito, a terapias puramente ilusorias e inefectivas.

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