"Del mito al logos" (Vom Mythos zum Logos) es el título de una obra del filólogo alemán Wilhelm Nestle, escrita en el año 1940. Con esta expresión el autor quería significar la transición entre el pensamiento mágico y el racional. Sin embargo, en pleno siglo XXI, los terrenos del mito siguen siendo demasiado amplios, a costa del logos. Aun entendiendo que la frontera que las delimita no es una gruesa línea recta, sino un trazado sinuoso y sorprendente, conviene no confundir estas dos naciones. Es lo que trataremos de hacer aquí. Bienvenidos.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Musarañas filosóficas (I): la religión como adaptación para la ciencia

Un breve comentario sobre dos artículos aparecidos en la página web Tendencias 21. Son textos que tratan un mismo tema, la relación entre la ciencia (la biología en este caso) y la religión, aunque desde distintos puntos de vista.

El primero, Seis razones impiden la reconciliación entre evolución y religión, viene a decir que un importante porcentaje de la población estadounidense es remisa a aceptar la teoría de la evolución biológica porque entiende que socava sus creencias religiosas -basadas normalmente en el literalismo bíblico- y porque supone que la aceptación de la evolución va en contra de la dignidad moral y ontológica del ser humano y atenta contra los principios inspiradores del sistema social y político establecido.

El segundo, El ser humano sigue siendo una criatura religiosa, contempla la religión como un mecanismo evolutivo con evidentes ventajas adaptativas en la supervivencia de los grupos de Homo sapiens, al introducir un factor de orden y cooperación que favorecería la estabilidad biológica y reproductiva de nuestra especie: moralidad y buen gobierno, por tanto, como resultados palpables del adaptacionismo religioso. Este artículo también se pregunta por el actual sentido adaptativo de la religión y sugiere la necesidad de una transformación de la religiosidad más acorde con los tiempos actuales.

Imaginemos la situación: la evolución biológica da lugar al surgimiento de un primate muy evolucionado, Homo sapiens, que entre otras estrategias adaptativas genera un sistema de creencias sobrenaturales -que podemos compendiar como 'religión' y que, en cierto modo, supone una negación consciente de su propia condición material (perdón por el tono marxiano de esta disquisición).

Al mismo tiempo, o un poco antes, o un poco después, o de forma entrelazada, Homo sapiens genera, también por presiones adaptativas, un método de pensamiento consistente en la observación, la inducción y la deducción, algo que podríamos llamar 'ciencia', para abreviar; este modo de ver el mundo, a diferencia del anterior, no supone negación alguna de lo material circundante. Más bien al contrario.

Se trata de dos dispositivos evolutivos surgidos de un mismo proceso -la hominización- para atender importantes necesidades de adaptación al entorno. Sin embargo, son estrategias esencialmente antitéticas, aunque funcionalmente complementarias. La una (religión) se mueve en el campo de lo motivacional, aunque posee una estructura explicativa; la otra (ciencia) se desplaza por el campo de lo explicativo, aunque, desde luego, no carece de un componente motivacional.

Pero la religión resulta ser una estrategia confusa: en cuanto su poder explicativo va mermando, por acción justamente de la otra estrategia adaptativa, la ciencia, va perdiendo también su fuerte poder motivacional. Por su lado, el imperialismo explicativo de la ciencia es cada vez mayor, sin que su componente motivacional se vea por ello particularmente alterado. Y, al cabo del tiempo, se llega a la curiosa situación de que la religión, antaño gran explicadora de todo, resulta ser ella misma explicada por la otra potencia evolutiva, la ciencia, sin que esta última acierte a sustituir a la primera en el plano de las motivaciones.

Sin embargo, las condiciones ambientales de Homo han cambiado. La ciencia sigue ejerciendo de estrategia adaptativa de supervivencia -en mayor o menor grado, y de forma a veces autocontradictoria. Y entretanto, la religión va asumiendo un nuevo papel, y se va dotando de una nueva funcionalidad; es ésta la de adaptar su estructura explicativa y práctica al nuevo entorno creado, precisamente, por la ciencia. La religión se desarrolla como una estrategia adaptativa de nuevo cuño y con una nueva finalidad: la de ocupar los nichos ecológicos marginales y los microhábitats periféricos del ecosistema científico. Es decir: la religión es ahora un mecanismo adaptativo que cobra sentido sólo por la existencia de la ciencia.

O sea, que la religión es una adaptación para la ciencia, una adaptación científica, una metaadaptación.

¿No es todo esto un poco raro?

3 comentarios:

  1. Hombre, permítaseme ponerme un poco radical y un mucho de puñetero.

    El cáncer de testículos mataba en los años sesenta a alrededor del 70 por ciento de los que lo padecían. En la actualidad ronda el uno por ciento. No creo que ese cambio se haya operado gracias a las rogativas.

    Quizá no haya que hacer culto religioso de la ciencia (algo tan absurdo como hacer culto religioso del marxismo), pero la ciencia tiene la virtud de que se le puede valorar "en sus hechos", por muy explotada o manipulada que pueda llegar a estar. En religión, los únicos hechos que recuerdo son los de los apóstoles, y creo que podemos vivir muy bien sin ellos.

    Que algo no tenga una explicación "científica" se debe, sencillamente, a que aún no se ha encontrado esa explicación, pero si se consigue encontrar algún día, esa explicación será "científica". Eso no es culto a la ciencia, es sentido común y experiencia. Por supuesto que la ciencia se puede equivocar. Está en su naturaleza y es una de sus grandes virtudes. La religión nunca se equivoca, eso lo sabe todo el mundo.

    La manía de "colmatar" con la religión las lagunas de la ciencia ("lo que la ciencia no puede explicar" y pendejadas de ese tipo) no lleva a ninguna parte. La ciencia explica, pero también requiere explicación. Sólo por eso es ya inmensamente superior a la religión, que pretende explicarlo todo sin necesidad de demostrar nada.

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  2. De acuerdo contigo en todo, Eduardo. Mi comentario sobre la religión pretendía ser irónico, aunque con un trasfondo explicativo.

    Con independencia del papel evolutivo que hayan podido desempeñar las creencias religiosas, ahora mismo, al menos en los países culturalmente más desarrollados, la religión parece ir a rebufo del conocimiento científico. Un ejemplo lo tenemos en la aceptación por la Iglesia Católica de la teoría de la evolución por selección natural. A los teólogos católicos -al menos a los más abiertos- no les ha quedado otro remedio que aceptar el hecho evolutivo, pero indicando que todo ello es obra de una intención de naturaleza divina (en esto son más sutiles que los creacionsitas puros y duros, y coquetean más con los postulantes de la doctrina del diseño inteligente). Sin embargo, han colocado muy cartesianamente a Dios al principio de todo -una especie de 'Deus ex machina', pero a la inversa-, buscándole un sitio pero sin que moleste demasiado. Como la evolución biológica explica también las peculares características del ser humano, el catecismo tiene que hacerse un hueco, aunque sea a codazos, e indicar que algo llamado 'alma' -de existencia y naturaleza indemostrable- es en realidad la causa de nuestra singularidad.

    O sea, que la religión funciona como un organismo vivo, adaptándose a los cada vez más escasos nichos epistemologicos que la ciencia y el conocimiento racional le va dejando. Esta es la ironía metafórica que yo pretendo resaltar en esta entrada.

    Nada más y nada menos.

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  3. Te capté la ironía. Yo añadí la puñetería.

    Por cierto, hay un tercer factor histórico de la religión (aparte de explicación y motivación) que, si bien no lo resuelve todo, sirve para entender muchas cosas: su función de ideología, de "naturalización" del poder y las desigualdades, de convertir en aceptable lo inaceptable, de santificar al que nos explota. El magistral Antonio Gramsci lo explicó muy bien en uno de sus cuadernos: si entendemos la religión "en el sentido laico de unidad de fe entre una concepción del mundo y una norma de conducta acorde" (...) ¿por qué llamar a esa unidad de fe 'religión', en vez de llamarla 'ideología' o incluso 'política'?"

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